
¿Leemos la etiqueta de los productos que comemos?
La etiqueta de un producto destinado a la alimentación es la principal fuente de información para los consumidores, y les permite llevar a cabo una elección consciente sobre como alimentarse de forma saludable a través de una dieta sana y equilibrada.
A partir de la entrada en vigor del Reglamento europeo nº 1169/2011 la industria alimentaria pone a disposición de los consumidores la información nutricional obligatoria: valor energético, grasas, ácidos grasos saturados, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal.
Así mismo, tendrá carácter obligatorio indicar el contenido por 100mg o ml, con el objetivo de que el consumidor pueda comparar el valor nutricional de los productos que está comprando.
Según el artículo 2 de la Ley General para la defensa de los Consumidores y Usuarios se reconocen como derechos básicos la información sobre los productos. La protección de sus intereses económicos y sociales, para garantizar la libertad y racionalidad en el consumo y fomentar la prevención de posibles riesgos derivados del consumo de alimentos.
¿Cómo debe ser una etiqueta?
La etiqueta de cualquier producto destinado a la alimentación debe cumplir una serie de requisitos básicos como: ser fácilmente comprensible, estar ubicada en un lugar destacado en el que sea fácilmente visible, y ser claramente legible e indeleble.
Dentro del mismo espacio visual debe aparecer reflejada la denominación de venta, la cantidad neta y la fecha de caducidad.
Los principales objetivos del etiquetado son: mejorar la seguridad alimentaria de nuestra dieta; contribuir a la economía familiar y mejorar nuestros hábitos alimentarios.
Fuente: http://www.asozumos.org